domingo, 5 de agosto de 2012

   

                                                            RESILENCIA

Resiliencia

Resiliencia (del verbo latino resilio, resilire: «saltar hacia atrás, rebotar») tiene varios signficados según el contexto:
En ingeniería, la resiliencia es una magnitud que cuantifica la cantidad de energía por unidad de volumen que almacena un material al deformarse elásticamente debido a una tensión aplicada;
En sistemas tecnológicos, la resiliencia es la capacidad de un sistema de soportar y recuperarse ante desastres y perturbaciones;
En ecología, la resiliencia es la capacidad de las comunidades de soportar perturbaciones;
En psicología, la resiliencia es la capacidad de las personas o grupos de sobreponerse al dolor emocional para continuar con su vida;
En derecho, la resiliencia jurídica es la capacidad de las personas, dentro del marco general de los derechos humanos, de recuperar su estado original de libertad, igualdad, inocencia, etc. después de haber sido sometido a las acciones de fuerza del Estado.1

Se ha incluido la palabra Resiliencia en los avances de la 23ª edición del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.





Quizá....la palabra, la actitud, que mas rescato, de este CAMINO ...resiliente.
Poco oída. Nosotros sabemos de lo que se trata. 
Por suerte , ya empieza a sonar.....
Dice el diario La Nación....

" Cuando caemos en el pozo tenemos la posibilidad de saltar y rebotar. Así como los metales más rígidos tienen la capacidad de recuperar su estructura luego de la fundición o deformación, todos tenemos la posibilidad de volver a nuestro estado original.

Esto es ser (o estar) resiliente: saltar hacia atrás, volver a empezar, sobreponernos a cualquier situación traumática de la vida.

Aunque el dolor no nos permita ver el sol, lo dicen las investigaciones, todos podemos poner en juego la fortaleza suficiente como para salir fortalecidos de las más diversas crisis vitales. Claro que no todos tenemos los mismos recursos, los mismos niveles de tolerancia al dolor ni la misma dosis de actitud para pelearle a aquello que, sea lo que sea, nos ha hecho sentir mal.

La resiliencia es una capacidad innata, pero, ante todo, se aprende y se enseña. Muchas veces evitamos que nuestros hijos tengan que atravesar hasta el dolor más simple. De lo que se trata, así como les enseñamos a atar los cordones de las zapatillas, es de ofrecerles los recursos mínimos y necesarios para que descubran la vida por sí mismos.

Alcanza con generar un clima de convivencia en libertad y solidez emocional, ofrecer una crianza de apego seguro desde los primeros minutos de vida, saber poner límites saludables y positivos, cultivar cada día la creatividad, el compromiso y la aceptación.

Si bien algo habrá cambiado o nada será igual después de atravesar una instancia indeseable, es entender a la crisis como oportunidad. Incluso, encontrarle el sentido al trauma; saber aprovechar los conflictos para crecer; entender la enfermedad como camino; a la muerte, como algo inevitable y al duelo, como el proceso indiscutible y necesario.

Desde ya que no está demás saber pedir ayuda cuando nos desborda el shock inicial de una mala noticia, cuando la angustia y el dolor se extiende en el tiempo o cuando creemos que nunca podremos salir del corazón del laberinto.

Así como hay un tiempo de lágrimas, siempre hay un momento para salir, resignificar, sanar, reconstruir e, incluso, en muchos casos, sacar provecho de la situación.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado sin saber qué hacer ni cómo seguir? ¿Cuántas veces nos hemos descubierto absolutamente dependientes de los otros? ¿Cuántas veces nos hubiera gustado tener la actitud de los otros para zafar? No es poca cosa tener en claro que después de todas las tormentas sale el sol y que aunque no lo veamos, el sol siempre está.

¿Vas a perder la posibilidad de abrir las ventanas?.

http://www.lanacion.com.ar/1496328-resilencia

martes, 31 de julio de 2012

                   


           CUANDO NECESITAMOS DE CUIDADOS.

A partir de una frase, casi sobre el final ..,me parece sumamente interesante este articulo ...

"del reconocimiento de nuestras limitaciones y de “las sombras” de nuestras conductas podremos comenzar el difícil camino de la reparación y del perdón, hacia los demás y hacia nosotros mismos."

Sanar la herida...de la misma forma ,que a partir de nuestro diagnostico, provocamos un efecto domino en la familia, ámbito laboral..etc., vuelvo a usar una palabra,que se ha hecho fundamental en mi vocabulario: EMPATIA.

Ponernos en lugar del otro.
Cuando el otro....se ha puesto en nuestro lugar y comprende.
Cuando el cuidador debe ser cuidado...es el punto, que creo, falta...pero podemos deducir sus consecuencias....

Edición | fibromialgia.nom.es 14/03/2012
Fuente | El libre pensador

Cuidarse para poder cuidar.


En la sociedad actual, la enfermedad crónica gracias a los avances de la medicina, es un estado en el que todos somos o seremos protagonistas como enfermos o cuidadores, o ambas cosas, en este articulo pautas para hacer más llevadero ser cuidador de un crónico.

En su vínculo con una persona dependiente, su cuidadora llega a olvidarse de sí misma y desarrolla un miedo al rechazo o abandono, lo que produce un exceso de atención para compensar la propia inseguridad.

A veces, la persona cuidadora busca el reconocimiento de los demás por lo que siempre recurre “al papel de sufridora” en un intento por sentirse valorada. Pero este esfuerzo por ‘aparentar’ bondad y dedicación se vuelve contra ella, pues el dependiente siempre pide más atención y cuidados.

El saber compartir y hacer partícipe a toda la familia de la atención al enfermo crónico es una buena señal de nuestro alto nivel de salud mental y de que no nos consideramos omnipotentes. No somos mejores porque nos carguemos con todo el peso de los cuidados. Además, de esta forma, damos posibilidad al resto de la familia para que demuestre su “cuanto” de solidaridad.

Hay que facilitar al propio enfermo la posibilidad de que pueda expresar sus miedos y temores ante el dolor y la muerte y al propio grupo de cuidadores que puedan intercambiar las preocupaciones, la sensación de hastío o el propio cansancio.

Un enfermo crónico es un enfermo incurable, es decir, nunca volverá al estado primigenio, o bien nunca conseguirá un nivel óptimo de independencia y autonomía. Estará en función de los demás y éstos siempre, de alguna manera, deberán estar presentes en su vida.

Este papel lo asume la mujer de la casa: madre, hija o hermana. Ya sabemos que a la mujer, en nuestra cultura, se le ha asignado el “rol de cuidadora”, que en estas ocasiones llega a olvidarse de sí misma y pensar sólo en el objeto de cuidado: padre, madre, esposo, hijo o hermano.

Resulta comprensible cierto malestar, irritabilidad o culpa en el cuidado de un enfermo crónico: no somos omnipotentes y no es extraño, pese a nuestro cariño y afecto, que en la atención de estos pacientes sintamos momentos de “tirar la toalla”; lo irracional es cuando la vivencia de culpa se refleja en conductas que pueden herir al otro o a uno mismo.

El cuidador debe ser consciente de sus propias limitaciones. Es frecuente contemplar a la madre o cualquier familiar (padre, hermano, etc.) que no se separa para nada del lecho del familiar que está en coma, pero son incapaces de dar una respuesta amable o preocuparse por el resto de los miembros familiares. Como si al estar presente le fuera a devolver la salud por un “contagio mágico” de vida. Pero lo que sí puede conseguir es entrar en un cuadro depresivo o ansioso, que a lo único que conduce es a la claudicación de los mismos cuidados.

El cuidador debe pedir información y actuar en consecuencia. Una buena información es el mejor antídoto contra el cansancio y el desánimo. No olvidemos que el ponerse una “venda en los ojos” no favorece nunca la buena resolución del problema. También conviene facilitar al propio enfermo la posibilidad de que pueda expresar sus miedos y temores ante el dolor y la muerte y al propio grupo de cuidadores que puedan intercambiar las preocupaciones, la sensación de hastío o el propio cansancio.

Muchas veces, unos días de descanso, un paseo para ver escaparates o una salida a tomar un café es un buen procedimiento para lograr un distanciamiento sano con la enfermedad.

El vivir día a día la enfermedad impide que se haga falsas esperanzas sobre un desenlace feliz. No debe atormentarse con un final irremediable, pero tampoco auto engañarse. El buen cuidador encuentra su recompensa en la propia acción de cuidar.

La persona que realiza las tareas principales de cuidado debe pedir ayuda antes de que su agotamiento le produzca malestar.

El objetivo último de la atención al enfermo crónico es conseguir el más alto nivel en la calidad de vida; es decir, posibilitar que dentro de sus propias limitaciones sea capaz de integrar todo su dolor y sufrimiento, para conseguir una cierta armonía consigo mismo y con el entorno.

En muchas ocasiones, el cuidado del enfermo crónico nos producirá cansancio, irritabilidad e incluso cierto grado de agresividad verbal, amasado por un intento de esconder o negar la misma enfermedad; todo ello lo que tapa es la culpa y el comprobar que no tenemos paciencia infinita, ni por supuesto somos omnipotentes. A través del reconocimiento de nuestras limitaciones y de “las sombras” de nuestras conductas podremos comenzar el difícil camino de la reparación y del perdón, hacia los demás y hacia nosotros mismos.


Alejandro Rocamora Bonilla Psiquiatra y miembro fundador del Teléfono de la Esperanza

www.telefonodelaesperanza.org
Largo articulo, al que vale desafiar ,he intentar leer y comprender nuevos puntos ,a los que apuntan las investigaciones sobre fibromialgia y &.
Mucha información ,es repetitiva...pero algo nuevo siempre queda,para poder entender el día a día, de este síndrome.

Prevalencia de síntomas neurológicos asociados a la fibromialgia





Introducción: La fibromialgia se puede considerar un síndrome del que el síntoma más frecuente, y de hecho único criterio diagnóstico, es el dolor. Sin embargo, como cuadro sindrómico que es, engloba muchos otros síntomas y signos, posiblemente igualmente importantes y, a veces, tan incapacitantes como el propio dolor. Dentro de todos ellos, los relacionados con la esfera neurológica pueden ser fundamentales para comprender el estado general que padecen los pacientes.


Material y métodos: Se diseñó y realizó una encuesta a pacientes con diagnóstico previo de fbromialgia, interrogando de forma específca por síntomas o signos neuropsicológicos asociados a su enfermedad, así como la posibilidad de estar recibiendo tratamiento para ellos. Además, indagamos por los posibles determinantes del origen de la enfermedad y, por último, también por la opinión de los pacientes acerca del posible origen de su problema, la fbromialgia.


Resultados: Recogimos encuestas hasta completar un total de 100 pacientes. Se observó un alto porcentaje de síntomas relacionados con el sistema nervioso en estos pacientes, y la mayoría de los síntomas por los que se preguntó en el momento de la encuesta, se encontraba por encima del 50% de los pacientes. Por otro lado, casi dos terceras partes de los pacientes relacionaron el origen de su enfermedad con algún factor estresante o desencadenante. Sobre el origen de la fbromialgia, la respuesta más repetida por los pacientes fue de causa desconocida, seguido del posible origen reumatológico y, en tercer lugar, el neurológico.


Conclusiones: Diversos síntomas neurológicos se asocian con alta frecuencia a su enfermedad, según los propios pacientes. Todos los clínicos involucrados en el estudio y tratamiento de este cuadro deberían tener en cuenta la participación de estos síntomas relacionados con la esfera neurológica, por su alta proporción y trascendencia, según lo referen los pacientes con fibromialgia.


Introducción


La fbromialgia (FM) es un síndrome altamente complejo que cursa con dolor de forma crónica y generalizada, junto a una amplia variedad de otros síntomas y signos, como la fatiga, la depresión, el colon irritable o el síndrome seco1. Aunque no se ha investigado a fondo la frecuencia de la FM en la población, algunas estimaciones sugieren que entre el 2 y el 4% de ella presenta FM, incluido nuestro medio2. Las mujeres representan cerca del 80% de los pacientes con FM, y aunque puede ocurrir a cualquier edad de la vida, la gran mayoría de los pacientes se encuentra en edad laboral, de modo que la FM obviamente constituye un problema mayor de salud socioeconómico, ya que este síndrome se asocia a una importante disminución o merma de las actividades laborales y extralaborales.


Aunque se sigue sin conocer el origen exacto de la enfermedad, estudios recientes sobre su fsiopatología apuntan a una causa íntimamente relacionada con el sistema nervioso, con más probabilidad al desarrollo de un cuadro de sensibilización central, por estar primordialmente afectados centros superiores supraespinales, como pueden ser el tálamo o la corteza somatosensorial3,4.


Dentro de la constelación de síntomas y signos asociados a la FM, los encuadrados dentro de la esfera neurológica o incluso neuropsiquiátrica deberían ocupar un lugar preferencial, si como todo parece indicar en este proceso ocurren dichos cambios “neuropáticos centrales”, como así lo indican algunas encuestas generales de síntomas asociados a la FM3,4, donde los neurológicos suponen más de la mitad de los síntomas y, sobre todo, los que más afectan en intensidad y calidad de vida a los pacientes4. Para comprobar esta relación, nos propusimos comprobar si la prevalencia de los síntomas neurológicos era más elevada que en el resto de la población no afectada de esta frecuente enfermedad.


Material y métodos


Se diseñaron y realizaron unas encuestas para poder conocer cuántos pacientes con FM en nuestro medio presentaban síntomas neurológicos acompañantes a su proceso de dolor crónico generalizado. Se recogieron los formularios escritos de forma sucesiva hasta completar un total de 100 encuestas sobre una muestra de más de 2.000 afliados (trabajando con un nivel de confanza ± 0,96 y error máximo de 0,1). Para ello, se contó con la ayuda de AFIBROM-Asociación de Fibromialgia de la Comunidad de Madrid. En su sede central, se realizaron las encuestas a todos los pacientes que hubieran sido diagnosticados de forma adecuada por un profesional experto en FM, siguiendo los criterios aceptados internacionalmente5 y quisieran colaborar en este estudio de forma desinteresada. Sólo se aceptaron diagnósticos de FM primaria y, por supuesto, no de otras enfermedades relacionadas, como por ejemplo el síndrome de fatiga crónica. La recogida de datos se realizó entre los meses de marzo y junio de 2008. Para evitar sesgos de selección, no participó directamente en la elección de los encuestados ni en la explicación de los objetivos de esta encuesta ningún personal sanitario. Las encuestas eran totalmente opcionales y anónimas. Para evitar respuestas erróneas o incompletas, se recomendaba no rellenar las preguntas que no se entendieran adecuadamente, ya que no se disponía de la posibilidad de explicar por ningún personal experto dichas preguntas. Se intentó realizar la encuesta de tal forma que fuera comprensible para cualquier persona sin conocimientos en medicina. Así, por ejemplo, cuando se preguntaba por expresiones eminentemente médicas, se explicaba adecuadamente el signifcado de estos términos con palabras comprensibles por cualquier persona profana en este campo.


El cuestionario consistió en un total de 28 preguntas: las 9 primeras sobre datos biodemográfcos, 2 sobre su opinión acerca del origen y desencadenantes de la enfermedad, y las 15 siguientes sobre síntomas neurológicos posiblemente asociados, según la bibliografía revisada1,6-8 y nuestra propia experiencia al tratar con este tipo de patología. Se analizaron los datos con el paquete estadístico SPSS 12.0, obteniéndose medias, rangos y desviaciones estándar de las variables numéricas, y valores absolutos, junto a porcentajes, de las no numéricas. Todas las encuestas recogidas se consideraron válidas para su análisis posterior.


Resultados


Datos demográfcos


Los datos demográfcos de la población estudiada se recogen de forma resumida en la tabla 1. Los pacientes que rellenaron las encuestas eran mayoritariamente mujeres de media edad, con un rango de entre 30 y 73 años, con un nivel medio de estudios elementales o formación profesional, y un alto porcentaje sin actividad laboral en ese momento, de forma temporal o permanente. Mientras que el 75% refería tener síntomas propios de la enfermedad durante sus últimos 20 años, con una media de 16 años, el diagnóstico en cambio se había producido por algún especialista en los últimos 5,5 años. Cuando se les preguntaba acerca del médico que normalmente trataba sus problemas relacionados con la FM, de forma destacada eran seguidos por reumatólogos y médicos de familia, con el 37,7 y el 34,6%, respectivamente. Menos frecuentemente, estaban siendo seguidos por médicos de unidad del dolor (6,9%), psiquiatras (5,4%), traumatólogos (2,3%), neurólogos (2,3%) y, por último, traumatólogos y médicos rehabilitadores, con el 1,5% en cada caso. También preguntamos cuántos de todos estos pacientes habían visitado alguna vez y por cualquier motivo a un neurólogo, lo cual se reseñó en el 58% de los encuestados. Cuando se les preguntaba específcamente a estos pacientes que habían contestado afrmativamente a la última pregunta, si ellos consideraban necesario un segui­miento neurológico, este porcentaje disminuía al 48%.


Datos sobre síntomas neurológicos asociados a la fbromialgia


Los pacientes con FM habitualmente aquejan múltiples síntomas que involucran diferentes sistemas. En esta encuesta se preguntó por los síntomas en que consideramos que el sistema nervioso pudiera estar directamente o indirectamente involucrado (tabla 2). Se preguntaba cuáles de estos síntomas presentaban con frecuencia los pacientes. Por orden de frecuencia absoluta, el síntoma referido en el 100% de los pacientes lógicamente fue el dolor generalizado. Los siguientes síntomas o signos más frecuentes referidos por al menos el 80% de los pacientes por orden de frecuencia fueron: contracturas, insomnio, problemas de memoria, parestesias, fatiga física, ansiedad, problemas de concentración y cefalea. El total de porcentajes y el resto de síntomas se exponen en la tabla 2.


Cuando se preguntaba más específcamente por alguno de estos síntomas, como por ejemplo las cefaleas, de este 80% que refería presentarlas habitualmente, la media de tiempo con ellas era de 22,2 ± 15,8 años. Acerca de cuántos días al mes tenían dichos dolores, la media fue de 15,6 ± 9 días. El 48,7% de los que referían tener dolor de cabeza lo presentaba 15 o más días al mes. En cuanto al tipo de dolor referido (tomando este dato con cautela, al no poderse confrmar el diagnóstico por un profesional), los pacientes creían tener o realmente habían sido diagnosticados de migraña en el 37,5% de los que tenían cefaleas. Un 44,3% refería cefaleas tensionales, y un 3,4% otro tipo de cefalea distinto a los 2 anteriores. El 14,8% no tenía claro qué tipo de dolor de cabeza tenía. De todos los que anotaron tener cefaleas, sólo 8 pacientes (10%) reseñó tener migrañas más cefaleas tensionales. En cuanto al tratamiento, un 71% refería estar tomando algún tipo de tratamiento farmacológico con/sin tratamiento no farmacológico asociado para sus cefaleas, y sólo un 5% hacía tratamiento no farmacológico (tabla 2). Los tratamientos farmacológicos agudos más empleados eran analgésicos que no eran antiinfamatorios no esteroideos (AINE) (41%), seguido de AINE (18%). Sólo un 4% tomaba triptanes, y exclusivamente un 4% seguía tratamiento preventivo para sus cefaleas.


Sobre el insomnio, el tercer síntoma mas frecuente detrás del dolor y las contracturas, nos interesamos por el tipo de insomnio que relataban tener los pacientes, con tres posibles respuestas múltiples: de conciliación, de mantenimiento o de despertar precoz. La gran mayoría de los pacientes que refrieron este síntoma dijeron sufrir al menos dos de los tres tipos (el 65,6%). Los que sufrían sólo un tipo de los tres, el de mantenimiento fue el más frecuente (en el 16,1%), seguido del despertar precoz (11,8%) y por último el de conciliación (5,4%). Para el tratamiento del insomnio, los fármacos más empleados fueron benzodiacepinas (45%) seguidas de antidepresivos con efecto sedante (17%). Sólo un 6% realizaba tratamiento no farmacológico para intentar controlar la falta de sueño. Para la mayoría del resto de los síntomas, se contabilizó si seguían algún tipo de tratamiento farmacológico o no, según se expone en la tabla 2.


Datos sobre desencadenantes de la fbromialgia


Las personas con FM frecuentemente relacionan un factor específco con el inicio de su patología. Esta posible asociación (real o no) fue determinada con la siguiente cuestión: “¿Asocia o relaciona el inicio de su enfermedad, la fibromialgia, con algún hecho desencadenante o estresante?”. Mientras un 24% de los pacientes no relacionaba ningún factor con el comienzo de sus síntomas, un 64% sí que creía encontrar una asociación con algún hecho: un 17% con problemas familiares (separaciones, discusiones, etc.); un 9% con el estrés en general, sin reseñar ningún episodio especialmente intenso; un 8% asociado a un traumatismo (normalmente de automóvil); un 8% a duelo por un familiar de primer grado.




primer grado; un 7% con problemas derivados de embarazos, partos o abortos; otro 7% con problemas laborales (despidos, acosos, etc.); un 5% relacionó el inicio con una intervención quirúrgica propia, y un 3% con una enfermedad médica. Un 12% de la muestra no contestó esta pregunta.


Datos sobre el origen de la fbromialgia


Otra cuestión interesante puede ser la percepción que tienen los propios pacientes acerca del origen de su problema. Preguntábamos sobre cuál creían que era el origen real de su enfermedad, según el criterio de los propios pacientes, dando varias opciones como posibles, aunque permitiendo la posibilidad de marcar una o varias, así como cualquier otra no enumerada en la encuesta. La pregunta se planteó de la siguiente forma: “¿Cuál piensa usted que es el origen real de su enfermedad, la fbromialgia?”. Al permitirse tantas respuestas como los pacientes quisieran, la suma total fue superior a 100.


La respuesta más frecuente fue de origen desconocido, contestada por 34 pacientes (20% de los casos). Por orden de frecuencia continuaron los supuestos orígenes siguientes: reumatológico por 31 (18,2%), neurológico por 29 (17,1%), psicológico por 23 (13,5%), hormonal e inmunológico con 13 respuestas cada uno (7,6%), genético en 3 casos (1,8%), y otros distintos a los anteriores en 6 pacientes (3,5%). El 10,6% de los pacientes no contestó o no supo atribuir un origen determinado a sus dolencias.





Discusión


La sintomatología relacionada con el sistema nervioso puede suponer un destacado porcentaje de la afectación clínica en pacientes con FM. A través de una encuesta a un grupo de pacientes, se ha intentado estimar cómo de frecuente puede ser este problema y en qué parámetros se ve afectado. Bastantes de las hipótesis actuales acerca de la fisiopatología de la FM apuntan hacia el hecho de que se trate de un dolor crónico generalizado causado por una sensibilización crónica del sistema nervioso, sobre todo central3,4,8,9. Sobre dicha sensibilización, asimismo, se han propuesto diversas teorías. Tanto acerca de en qué nivel o niveles del sistema nervioso se producirían los cambios estructurales y/o bioquímicos que cronifcan el dolor, como de qué neurotransmisores o sustancias se ven involucradas para la perpetuación del dolor. Siguiendo esa línea argumental, sobre la activación de mecanismos centrales del dolor, pero sin entrar en detalles, lo cual excedería el objetivo de este trabajo, sería esperable encontrar en esta enfermedad multisistémica, afectación preferencial de las funciones involucradas o relacionadas con el sistema nervioso central, con síntomas como la cefalea, fatiga, parestesias, o problemas de memoria o de concentración. Y efectivamente, se ha comunicado que todos estos síntomas o signos, y muchos otros involucrados con el sistema nervioso, son más prevalentes en la FM que en la población normal8.


Por ejemplo, la relación comórbida entre cefalea y FM es ampliamente conocida, estimándose una coexistencia de cefalea en su forma episódica o crónica en al menos la mitad de los pacientes con FM10-14, en nuestra casuística es del 80%. Se cree que esta asociación se debe a diversos hechos: a) similares mecanismos patogénicos: sensibilización periférica y central, involucrándose los mismos neurotransmisores, sobre todo la serotonina y el glutamato15-17; b) características clínicas comunes, como la hiperalgesia y alodinia, con episodios de empeoramiento y mejoría, junto a relación con desencadenantes similares, y c) la respuesta terapéutica a la misma familia de fármacos preventivos, como los antiepilépticos y antidepresivos. Todo ello ha hecho que algunos autores lleguen a plantearse incluso si nos encontramos ante la misma enfermedad, con diferente expresividad y extensión de la sintomatología, en lo que se conoce como el continuum evolutivo o el espectro de enfermedades con bases fsiopatogénicas comunes10-13,18. Para los diferentes tipos y formas de cefalea se han referido distintos porcentajes de asociación. Por ejemplo, para la cefalea en su forma crónica se ha publicado una elevada prevalencia en pacientes con FM10, observándose en un 75% de los casos (la mayoría en forma de migraña). A la inversa, también hay una alta proporción de pacientes con FM en poblaciones que presentan cefalea en sus distintas variantes. En un trabajo en pacientes con migraña transformada, el 35,6% cumplía criterios de FM19. En pacientes con migraña episódica, el porcentaje de FM desciende al tampoco despreciable número del 17,4%14. En el apartado de tratamiento, es llamativo el bajo porcentaje de pacientes que seguía medicación con triptanes o con fármacos preventivos, comparado con el elevado número de casos que refería tener migrañas (más de un tercio) y el elevado número de días que la presentaban. Esto se puede deber a 2 cuestiones: a) la proporción de pacientes que había consultado y había sido tratada por un especialista en esta patología, y b) al tener dolor generalizado, había prevalecido éste sobre la cefalea en cuanto a su motivo de queja y solicitud de tratamiento a su médico.


Los pacientes con FM frecuentemente referen problemas de memoria o concentración20,21, el 89 y el 81% en nuestra muestra, respectivamente, siendo difcultoso tanto para el propio paciente como para el médico discernir cuándo se está ante uno u otro de los 2 casos. Más, si cabe, cuando frecuentemente se añaden problemas anímicos en estos pacientes, como son la depresión y la ansiedad, alteraciones del sueño y tratamientos con fármacos que afectan a la esfera neurocognitiva, lo cual ocurre habitualmente. Aunque no parece haber un deterioro real de las funciones cog-nitivas en esta enfermedad22, sí se relacionan las quejas cognitivas de los pacientes con FM con peores puntuaciones en las escalas de memoria, sobre todo en la memoria de trabajo y a largo plazo, aunque dicha puntuación también está asociada a mayor índice de las escalas de dolor y ansiedad23,24. Los pacientes que presentan dolor crónico, y en particular los pacientes con dolor generalizado, como la FM, tienen alterada la atención mantenida, lo cual puede llevar a una peor puntuación en las diferentes escalas neurocognitivas25. En nuestra serie, sólo de forma anecdótica, estaban siguiendo algún tratamiento farmacológico para cualquiera de estas 2 quejas, siendo lógicamente mucho más frecuente el no farmacológico.


Directamente relacionados con las quejas cognitivas se encuentran los problemas del sueño en pacientes con FM26, con una altísima prevalencia en nuestra serie (93%). Se han descrito diversas alteraciones en el patrón de sueño de estos pacientes, como aumento de la actividad alfa no-REM en detrimento de la delta, así como reducción de las fases I y REM del sueño27,28, lo que se asocia con mayor número de despertares y a un sueño no reparador29. Concomitantemente, se han observado patrones de insomnio en la FM de todos los tipos y con diversas asociaciones: de inicio, de mantenimiento o de despertar precoz30. Estas diversas alteraciones de sueño objetivadas se han asociado, además de a los problemas cognitivos reseñados, al dolor generalizado que presentan los pacientes31,32, al parecer interactuando y potenciándose ambas patologías, al estar tan directamente relacionadas26. Asimismo, mayor probabilidad del síndrome de piernas inquietas y de mioclono nocturno33, estimando una probabilidad de ambos procesos en la FM del 31 y el 41%, respectivamente, muy por encima de lo esperable en la población normal. En esta encuesta, la prevalencia del síndrome de piernas inquietas llegó al 50% de los pacientes y, curiosamente, a pesar de tener tratamiento normalmente satisfactorio34, muy pocos seguían algún tipo de recomendación farmacológica para ello. También creemos que es llamativo que el síndrome de piernas inquietas se haya relacionado frecuentemente con la migraña, estimándose su prevalencia en hasta el 17% de los pacientes migraño-sos35. Para esta asociación se han involucrado 3 factores: marcadores genéticos comunes; el fenómeno de hiperexcitabilidad cortical, también relacionado con ambos procesos, y por supuesto, la asociación de ambas patologías con la FM36. Los tratamientos seguidos por los pacientes no difieren de los utilizados en el insomnio de otra procedencia, según se indica en los resultados de este estudio.


La prevalencia de disfunción temporomandibular (DTM) en FM se estima que es muy alta, pudiendo estar presente entre el 50-75% de los pacientes34-41. El porcentaje reseñado en nuestro estudio (68%) confrmaría dicha asociación. Además, se ha relacionado la FM con la cronicidad y severidad de la DTM40. Aunque la prevalencia de bruxismo no se ha estudiado de forma aislada en pacientes con FM, nuestra impresión personal era que se asociaban frecuentemente, como así se constató en la encuesta, con una asociación en casi la mitad de los pacientes con FM.


Las parestesias/disestesias son un síntoma habitualmente verbalizado por los pacientes con FM. Según Simms y Goldenbergl42 se encontraba en el 84% de los 161 pacientes que estudiaron, muy similar al 86% de nuestra muestra. Ocurre frecuentemente en las extremidades superiores, de forma bilateral, y es muy raro encontrar patología neurológica subyacente en los estudios electromiográfcos, pero siempre conviene descartar neuropatía de fbra fna asociada. Sin embargo, aunque no hay acuerdo en si la proporción de síndrome de túnel carpiano es más alta en la FM que en el resto de la población43-45, sí parece mayor el número de pa­cientes con FM que desconoce que presenta este síndrome comparado con el resto de personas43, hecho explicable por el dolor difuso asociado, que enmascara el localizado en el territorio dependiente por el nervio mediano. Resulta llamativo que, aunque incluso se ha propuesto la teoría de una posible afectación muscular para intentar explicar el origen de la FM, hipótesis hoy poco aceptada3,42,46, no hemos encontrado ninguna referencia acerca de la prevalencia de contracturas locales en pacientes con FM. Sin embargo, nuestra experiencia personal de nuevo nos hacía sospechar una alta proporción de pacientes que presentara este problema, como observamos que se constataba en el 94% de todos los pacientes.


Uno de los síntomas más característicos y frecuentes de la enfermedad es la fatiga o astenia. Ocurre en aproximadamente el 75% de los pacientes47. Los pacientes la describen como continua, con empeoramiento por las mañanas (conocida como fatiga psíquica: “el pensar sólo en meterme en la ducha me produce cansancio”) y con el esfuerzo o ejercicio, incluso a veces mínimo (en estos casos fatiga física). Se ha relacionado con el estado anímico bajo, habiendo correlación entre ambos procesos48, y con la baja calidad de sueño y el dolor de los días previos49. Nosotros evaluamos tanto la fatiga física como la psíquica, encontrando una proporción ligeramente superior a la reseñada con anterio­ridad, del 86 y el 76% en los pacientes, respectivamente. Tanto en un tipo de fatiga como en otra, se utilizaron con baja proporción los tratamientos farmacológicos, y algo más los no farmacológicos, según recogimos en nuestra encuesta.


Hay una elevada evidencia científca que relaciona la FM con distintos problemas anímicos50. Éstos incluyen depresión, ansiedad, crisis de pánico y trastorno de estrés postraumático. Comparado con el resto de población, los pacientes con FM tienen una prevalencia signifcativamente más elevada de depresión (o al menos estado anímico depresivo) y ansiedad, estimada en el 20-80% y 13-63,8% de los casos de FM, respectivamente51,52. Nosotros encontramos un porcentaje algo mayor para problemas de ansiedad (82%) y dentro de lo estimado para situaciones de estado anímico disminuido (79%), sin ser necesariamente depresión, ya que al tratarse de una encuesta, el diagnóstico no fue confrmado con un médico especialista en psiquiatría. Algunos autores barajan la posibilidad de que el dolor crónico sea el causante de dichos trastornos, sobre todo la depresión, o viceversa, que los síndromes que cursan con dolor de forma prolongada sean variantes de los problemas psiquiátricos50. También se ha propuesto que un problema psiquiátrico pueda desencadenar o mantener los síntomas de la FM53. Además, se ha introducido, como otra teoría de asociación entre ambas patologías, que el estrés crónico o la depresión podrían contribuir a desencadenar un trastorno neuroendocrino, inmunológico o de dolor central, todos ellos involucrados dentro de los posibles mecanismos fisiopatológicos de la FM54. En cuanto al tratamiento, menos de la mitad de los pacientes en nuestra serie seguía algún tipo de tratamiento farmacológico para el estado anímico alterado.


Una pregunta recogida en el cuestionario, aunque no pro­piamente de la esfera neurológica, fue la relación del inicio de la FM con algún factor desencadenante o precipitante. Es conocido cómo muchos pacientes referen una clara relación con un trauma o situación estresante previa en los días o meses anteriores al inicio de los síntomas, ya sea física, como es frecuentemente un accidente de tráfco, sobre todo si éste es con compromiso cervical55,56, o psíquica, como el estrés postraumático o abusos en la infancia57,58. En otras ocasiones, se asocia el inicio con un hecho en principio no tan estresante como se pudiera pensar, como puede ser una intervención médica, que se puede relacionar por los pacientes como desencadenante de los síntomas59. Aunque no se ha podido constatar una relación absoluta entre estos episodios y el inicio de la FM, en nuestra muestra, dos terceras partes de los pacientes relacionaron su enfermedad con alguno de estos hechos, e involucraron con mayor frecuencia factores relacionados con problemas familiares o personales, vividos de forma desagradable por los pacientes, y menos frecuentemente con traumatismos, o enfermedades médicas o quirúrgicas. Se piensa que la relación entre ambos procesos es que la exposición a agentes estresantes, tal vez en individuos genéticamente predispuestos, pueda inducir cambios permanentes en las respuestas bioló­gicas al estrés y producir dolor crónico secundario60.


Por último, también indagamos acerca de cuál creían, según el criterio de los propios pacientes, que era el posible origen de su enfermedad. La respuesta más frecuente fue que el origen era desconocido, y posiblemente hoy por hoy ésta sea la respuesta correcta, seguido del origen reumatológico, y en tercera posición los pacientes reseñan un origen neurológico de su enfermedad.


Según queda refejado en esta encuesta, refutando lo descrito en otros estudios anteriores, la asociación de la FM a diversos y variados síntomas neurológicos es muy elevada, y así lo verbalizan los propios pacientes diagnosticados de dicha enfermedad. A la hora de interpretar nuestro datos, hay que tener en cuenta 3 aspectos: a) al tratarse de una encuesta anónima, no se puede asegurar que los síntomas o signos que referían los pacientes corresponden verdaderamente a la patología que presentan; b) al realizarse la encuesta en una asociación de pacientes con FM, se puede producir un sesgo de selección de pacientes con mayor información acerca de su enfermedad que otros pacientes con menos conocimientos sobre ella, y c) al tratarse de una encuesta autovalorada por el propio paciente, de forma voluntaria, puede restar fabilidad a los resultados. De todas formas, la alta asociación de comorbilidad encontrada podría estar en consonancia con la posible implicación del sistema nervioso en la fsiopatología de la FM, como anteriormente hemos reseñado. Por ello, creemos que el neurólogo debería estar más implicado en el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de este cuadro, ya sea de forma indirecta en el estudio del origen de la enfermedad, porque se trate de un problema con bases neurológicas, como así parecen apuntar los últimos estudios, o ya sea de forma directa, en el diagnóstico y tratamiento, por la alta asociación de síntomas y signos neurológicos, que conlleva este complejo síndrome.


Agradecimientos


A Doña Paloma Tengelmann, presidenta de AFIBROM-Asociación de Fibromialgia de la Comunidad de Madrid, por su inestimable colaboración en la realización de este estudio.



domingo, 22 de julio de 2012

http://terapianeural-hospitalaria.blogspot.com.ar/

Este es el link , para mucha e importante información sobre TERAPIA NEURAL...no puedo describir mi experiencia, porque seria totalmente imparcial....no podría decir, como me gusta llamarlo: MI MILAGRO..., pero ya sabemos que hay ENFERMOS Y NO ENFERMEDADES...a partir de esa premisa,dejo que cada uno lea....y quizá tome el riesgo de proponerse un cambio.Gracias Dios... y a mi madre,que desde el cielo que se merece,me dio la claridad para animarme y probar.

sábado, 14 de abril de 2012

Hola!


Hoy he amanecido como se ha vuelto cada manana de mis dias, en una costumbre, en una rutina...con el dolor. Este dolor generalizado, el entumecimiento, el deseo de no salir de la cama pero a la misma vez sintiendo que la cama no me quiere alli. Tengo una reunion de trabajo.


Trabajo. Se ha vuelto una tortura pensar en ello. Cada vez puedo trabajar menos. Mi cabeza otrora tan capaz, tan inteligente, no quiere responder, me ignora. Se ha vuelto terca mi capacidad para razonar y cuando decide que no, que ese dia no lo hara, es una nina caprichosa y no hay forma de hacerla cambiar de opinion. Entonces me invade la rabia, pero no tengo fuerzas para aceptarla, prefiero la tristeza en este dia y lloro.


Lloro porque todo duele, mi cuerpo duele y duele mi corazon. Lloro por el sentimiento de impotencia ante esta "enemiga" que se ha vuelto en mi companera de viaje y a la que apodo "la fibro". Es la carinosa, la que se me pega y no se quiere ir. Entonces me GOLPEAN las palabras, los gestos, lo que sea con tal de hacerme entender. Deseo que mi esposo, mis hijos y mi familia puedan de alguna forma comprenderme -no estoy HACIENDOME la victima, SOY la victima de esta "enemiga" que no se como eliminarla de mi vida-. La Fibro, este diagnostico "catastrofico" que me hicieron hace once años y que ha ido transformando completamente mi vida.


La Fibro, la incomprendida. Lo que sentimos y lo que vivimos las personas a las que se nos han diagnosticado con Fibromialgia es REAL, no nos lo estamos inventando, no es que somos negativos, no es que "atraemos" lo negativo por nuestra forma de pensar, no es que "estamos haciendo un drama" tampoco es que "buscamos atencion". Estamos entumecidas, adoloridas, sintiendo que perdemos poco a poco nuestra capacidad laboriosa, nuestra capacidad de organizar nuestras ideas de forma coordinada, porque hasta pensar resulta doloroso.


Escribir estos parrafos ya han agotado todas mis fuerzas por este dia. Me interrumpe el telefono. Es una amiga. Le he referido un trabajo que ya no puedo hacer. Me llena de alegria saber que otra persona se beneficia con las oportunidades que me surgen y que se que no podre cumplir y debo rechazar. Me he convertido entonces en puente. Camaleonica. Es lo que la Fibro hace de mi en estos momentos de mi vida. Me levanto, hablo con todo el entusiasmo que puedo. Al otro lado del celular, mi amiga esta muy feliz, desconoce completamente como he amanecido hoy y no lo sabra. No tiene porque saberlo. Sigo siendo yo, sigo siendo la misma, sigo entusiasmada por la vida, disfrutando cada minuto de alegria que me llega, el dolor no se ve y nadie tiene que enterarse. Fingir se me da muy bien!


ESTO LO ESCRIBIÓ MI COMPAÑERA DE CAMINO CARMENCHA,DESDE PUERTO RICO....ES COMO SI ELLA PUSIERA EN LA COMPU MIS PROPIOS PENSAMIENTOS. VOY A ROBARLE MUCHAS DE SUS PUBLICACIONES...ELLA EXPRESA SABIAMENTE NUESTRAS CUITAS.

QUE ES LA TERAPIA NEURAL

¿Qué es la Terapia Neural?

Terapia Neural significa tratamiento sobre el Sistema Nervioso Vegetativo (SNV)
Como terapia naturista, la finalidad de la Terapia Neural es facilitar los mecanismos de autocuración del organismo enfermo, y como terapia reguladora, lo hace para que él busque su propio orden individual e irrepetible, mediante estímulos inespecíficos en puntos específicos.
Las bases científicas de la Terapia Neural tienen inicios en las investigaciones de los rusos Pavlov y Speransky, y más tarde en la de los hermanos alemanes Huneke. Esta terapia se ejerce mayoritariamente en los países de habla germánica (Alemania, Austria y Suiza), y algunos de Latinoamérica (Colombia, México, Argentina, etc.) En otros países europeos y en los EUA la Terapia Neural es una práctica más minoritaria.

¿Cómo funciona la Terapia Neural?

Cualquier infección, inflamación, traumatismo, cicatriz, afección odontológica, etc. padecida en cualquier parte del organismo, así como afecciones psíquicas estresantes, puede actuar como un Campo Interferente que hará que la célula se debilite y enferme.
Así podemos entender como a partir de una intervención quirúrgica pueden aparecer "enfermedades que aparentemente no están relacionadas con esa operación" como alergias, migrañas, dolores o estreñimiento; o cómo un niño que ha padecido muchas amigdalitis y ha recibido diferentes tratamientos supresores acaba padeciendo de asma al cabo de unos años, etc.
Para neutralizar estas irritaciones se utiliza un anestésico local muy diluido (generalmente clorhidrato de procaína al 1 o 0.5%), que posee un alto potencial eléctrico (290 milivoltios) y se inyecta en microdosis los puntos del sistema nervioso que se considera que están más irritados y que podrían ser factores determinantes en la enfermedad. La procaína repolariza y estabiliza el potencial de membrana permitiendo así recuperar y estabilizar el SNV.

¿Cuánto se tarda en mejorar con la Terapia Neural?

terapia neural
La mejoría lograda con la Terapia Neural puede ser inmediata y suele aumentar con la repetición, hasta llegar a la ausencia de síntomas. A diferencia de la terapéutica farmacológica, en la que el organismo acaba por habituarse a la droga siendo necesaria cambiarla o aumentar la dosis para lograr efectos similares, aquí la mejoría suele ser cada vez más duradera y los síntomas menos intensos, debido en parte a que se actúa sobre un punto del SNV cada vez menos irritado.
La Terapia Neural actúa también vía refleja (cuti-visceral, víscero-visceral, somato-psíquico, etc.)

¿Existen efectos secundarios?

Si la procaína que se utiliza está totalmente libre de conservantes, las reacciones adversas son extremadamente raras. No obstante, pueden darse reacciones inflamatorias en los puntos de inyección, que suelen remitir espontáneamente en menos de 24 o 48 horas. Estas reacciones acostumbran a ser, aunque molestos, signos autocurativos.
A veces las reacciones son a distancia, por ejemplo, después de tratar a una persona que acude por asma alérgico, pueden reaparecer unas amigdalitis como las que había tenido en su infancia, y esto nos puede indicar que esas anginas de repetición son una de las causas de su asma actual (campo interferente) y son el siguiente punto al que debemos ir. Se aconseja no suprimir de entrada esas reacciones con fármacos.

¿A quién va dirigida la Terapia Neural?

La Terapia Neural puede resultar extremadamente eficaz para cualquier persona, incluidos niños lactantes y mujeres embarazadas. No obstante, deben evitarse las inyecciones profundas en las personas con problemas de coagulación.

El profesional en Terapia Neural

La experiencia acumulada por numerosos profesionales con cientos de miles de pacientes hace que esta sea una terapia segura si se es un buen conocedor de la técnica. Por cuestiones legales sólo pueden inyectar médicos y diplomados en enfermería.

Conclusiones sobre la Terapia Neural

La curación es un proceso en el que intervienen también los cambios que la persona tiene oportunidad de hacer merced a la concientización de lo ocurrido, tanto en el proceso de enfermar como en el de sanar.
Debemos ser consecuentes y seguir con ese diálogo que iniciamos con el Sistema Nervioso Vegetativo, desaconsejando la reducción de la Terapia Neural a tratamientos sintomáticos y locales. Gracias a los procesos de memoria del organismo, observamos con frecuencia que cuando neutralizamos una irritación principal (campo de interferencia), nos aparecen otras.
Es lo que se llama el salto del campo o un "Diálogo con el Sistema Nervioso", y nos indica el siguiente foco de irritación al que debemos dirigirnos.
Y así, conversando con la totalidad del SER, a veces se llega a la propia esencia.
David Vinyes

TERAPIA NEURAL

ANTE  TANTOS TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS,ESTA ES UNA OPCIÓN  LIBRE DE MEDICAMENTOS ,CON UNA VISIÓN DIFERENTE DE LA ENFERMEDAD Y NOS ABRE LA POSIBILIDAD DE INTENTAR UN CAMINO DIFERENTE PARA MEJORAR NUESTRA CALIDAD DE VIDA.. 


Terapia Neural 

La Terapia Neural es una Medicina Integral de Excelencia que mediante la inyección de apropiados estímulos neural-terapéuticos impulsa una adecuada renovación sistémica de las condiciones del terreno físico, psíquico y fisiológico, facilitando una mejor circulación de la información y la energía electromagnética que relaciona, que conecta, que da forma y movimiento a la Vida.
Dicho de otra forma, la Terapia Neural se empeña en mejorar de las condiciones del Terreno corporal, energético y psico-emocional de la persona enferma. Para ello solo se utiliza un débil anestésico local (Procaína en una concentración menor al 1%) que produce un sutil estimulo y una simultánea exclusión anestésica transitoria en áreas corporales muy precisas en donde sospechamos la existencia de circuitos neuro-bio-energéticos irritados, congestionados, perturbados, interferidos, excitados o agotados. En estas áreas corporales fluyen o circulan las energías electromagnéticas y las informaciones que conectan, que dan forma y sustentan la salud y la Vida.
Esta revitalización y re-ordenamiento de las condiciones psico-morfo-funcionales es la que le permite al organismo enfermo poder arrancar y autogestionar sus propios procesos de curación, sanación o alivio. Será más efectiva aún, si tiene en cuenta lo siguiente:

I ) Es conveniente tener buena disposición para colaborar y realizar un mínimo proceso de tratamiento, ya que no nos es posible conocer anticipadamente en que condición está el organismo enfermo y si podrá responder rápidamente a la Terapia Neural. Esto solo lo podemos saber realizando un tiempo prudencial de tratamiento. En este sentido es importante hacerle saber que los excelentes resultados estadísticos obtenidos por nosotros en el Hospital Público (aplicando solamente Terapia Neural en pacientes crónicos, añosos, graves o complicados) nos indican que un proceso mínimo de tratamiento que le permita al enfermo sentir que está en franca mejoría, puede lograrse luego de haber aplicado de 3 a 5 sesiones de tratamiento, durante un tiempo aproximado de 3 a 4 meses. Estos datos estadísticos ofrecen una respuesta bastante precisa a muchas preguntas que buscan poder planificar tiempos, costos y expectativas.
En algunas oportunidades existe un gran deterioro morfo-funcional y anímico y esta situación torna muy difícil la revitalización o el rescate. Pero por lo general, y aunque esto no es una regla, de la gravedad del problema y del tiempo de evolución de las dolencias dependerá el número de aplicaciones necesarias. Es frecuente que después de las primeras aplicaciones pueda sentirse mejoría y al avanzar el proceso de tratamiento se pueda ir afianzando la curación, la sanación o el alivio.
II ) Para obtener mejores resultados es importante que la persona enferma participe o colabore produciendo algunos cambios reales, que se sugerirán según las características y la situación que involucra a cada persona enferma. Esto ayudará muchísimo para ordenar, limpiar o sanear el organismo de elementos tóxicos o de otras interferencias que podrían dificultar el accionar de la Terapia Neural y un adecuado reacomodamiento del organismo enfermo. Por lo tanto, es importante tener en cuenta los siete (7) puntos que siguen:
1) Modificar algunos hábitos de vida y de alimentación.
2) Suspender o eliminar intoxicaciones que pueden entorpecen el normal funcionamiento del organismo, producidas por el consumo exagerado, la mezcla o la interacción de varios medicamentos o drogas entre si; sean legales o ilegales, indicadas o no por un profesional.
3) Suspender o reducir el consumo o aplicación de: antibióticos, antiinflamatorios, analgésicos, quimioterapia, radioterapia, corticoides, psicotrópicos, sedantes, anticonvulsivantes, antidepresivos,etc.
4) Comenzar a resolver conflictos en las relaciones del ámbito: laboral, matrimonial o de pareja, familiar, económico, amistoso, político, recreativo, deportivo, amoroso, afectivo, etc.
5) Deberá tenerse muy en cuenta los elementos metálicos colocados en cualquier parte del organismo: a) dientes (implantes, tratamientos de conducto, taponamiento de caries con mercurio,etc.), b) prótesis completas de cadera y rodilla, en columna vertebral (barras, tornillos, placas), en otros huesos (alambres, placas y tornillos), c) aros, DIU, piercing, marcapasos, etc. d) Tatuajes (por el uso de tinturas con plomo, litio, pigmentos de pinturas para coches) etc. Cualquier elemento metálico (aunque no produzca síntomas locales) debería ser considerado como un cuerpo extraño, que a veces y en algunas personas predispuestas podría alterar o irritar al Sistema Nervioso y en algún momento manifestarse con signos o síntomas locales o a distancia (ejemplo: inflamación, tumor, infección, dolor), o con un síndrome o una enfermedad de cualquier tipo o gravedad. Este criterio vale tenerlo en consideración para las cirugías con finalidad estética, reconstructiva o des-obstructiva de vasos sanguíneos, que también dejan en el organismo cuerpos extraños ( ejemplo: hilos o puntos metálicos, mallas, stents), prótesis o elementos potencialmente tóxicos (neuro-irritativos) sin dejados dentro del organismo con finalidades estéticas como: siliconas, plásticos, botox, textiles, colágenos, etc.
6) Observar las posturas viciosas, los gestos repetitivos o movimientos forzados y no habituales, en personas con una actividad de mediana a baja intensidad o en deportistas de cualquier nivel de competencia.
7) Recordar y asociar enfermedades, lesiones graves o leves u otras alteraciones que hayan sucedido un tiempo o unos meses antes del momento en que comenzó o se agravó el problema principal por el que solicita tratamiento, por ejemplo: A) Cirugías grandes o mínimas, complicadas o no; B) Tumores malignos C)Vivir, dormir o trabajar cerca o rodeado de fuentes de alta tensión eléctrica y de otros contaminantes medioambientales del agua, la tierra o el aire; D)Fracturas de huesos, esguinces, desgarros musculares; E)Infecciones por virus, hongos o parásitos; F) Cicatrices superficiales o profundas, molesten o no, producidas por disgustos o tristezas, golpes, heridas, picaduras de insectos, tatuajes, fracturas, quemaduras esguinces, accidentes; G) Problemas odontológicos (quistes, infecciones, osteítis, muelas del juicio, malposición dentaria, ortodoncias, restos de raíces, perforaciones del seno maxilar; H) Disfunciones, sangrados u otras alteraciones que se manifiestan en áreas corporales como la: ginecológica, urinaria, prostática, genital, respiratoria, dental, garganta, nariz, oído, cardíaca, digestiva, hígado-vesícula, intestinal, glandular (de hipófisis, páncreas, tiroides).
CONTRAINDICACIONES PARA APLICAR TERAPIA NEURAL
Absolutas: anticoagulación con acenocumarol o sintrom / miastenia gravis/ arritmias cardíacas como: bloqueos, bradicardia /reacción alérgica a anestésico local: procaína, lidocaína y otros. Relativas: alteraciones coronarias severas/ embarazo/ personas inseguras o muy temerosas a la realización del tratamiento.
ALGUNAS REACCIONES MOLESTAS, PODRÍAN SER BENEFICIOSAS
Después de algunas aplicaciones, en ciertas personas y con escasa frecuencia, puede aparecer alguna reacción que es útil conocerla para no preocuparse demasiado y, si persiste, consultar al médico tratante o a su servicio médico. Por lo general, son manifestaciones leves, breves y suelen ser un buen indicador por donde transcurre el proceso de reparación y podrían ser interpretadas como indicadores de depuración, limpieza o curación.
Estas reacciones pueden ser: diarrea / cansancio / dolor de garganta /necesidad de dormir o descansar / fiebre menor a 39º / síntomas tipo gripe / tos con o sin flemas / flujo o sangrado vaginal / agravación de algunos síntomas/ molestia o dolor que aparece en cualquier lugar del cuerpo sin motivo aparente, etc.
Estos signos o síntomas pueden ser buenas señales si son transitorias y aparecen como reacciones durante nuestro tratamiento. Ellas también sugieren la existencia de algún trastorno silencioso preexistente que el proceso de tratamiento lo empuja a la superficie y lo hace evidente. Habitualmente ayudan a que el organismo enfermo vaya encontrando su mejor orden en el sentido de la curación.
Por ello, en la medida de lo posible, conviene no suprimir bruscamente estas reacciones con medicamentos tales como: antiinflamatorios, antibióticos, antifebriles, antidiarreicos, antitusivos, etc. Estas reacciones hay que conocerlas, respetarlas, observarlas y tratarlas con medicinas naturales y, si es posible, con Terapia Neural. O sea, pueden mejorar las condiciones del organismo y servir como orientadores de nuestro tratamiento.
Además, durante el tratamiento la persona enferma también puede verse gratamente sorprendida al observar la mejoría o curación de algún otro problema, que si bien no era el motivo principal de su consulta, también participaba alterando su calidad de vida. Estos cambios positivos anticipan una buena evolución del proceso de tratamiento, algunos de ellos pueden ser: menor cansancio / sentir mejor estado general, de ánimo o emocional / euforia / buena disposición para hacer cosas / más energía / mejoramiento de problemas: digestivos, hepáticos, emocionales, respiratorios, hormonales, sexuales, etc. Esto se entiende porque la Terapia Neural bien realizada, es una Medicina Integral de Excelencia que posibilita o facilita la producción de cambios terapéuticos profundos e integrales en una persona que sufre, que está enferma o que se siente enferma.
En este contexto, cuando me preguntan ¿andaré bien con la Terapia Neural? – Sinceramente, debo contestarle que no puedo saberlo anticipadamente. De poco le servirá que le hable de nuestros excelentes resultados estadísticos en el Hospital aplicando Terapia Neural, por ello preferimos no utilizar ni manipular esta información creando indebidas expectativas, aprovechando el estado de angustia y necesidad que hace crédula y vulnerable a una persona enferma y a su entorno de afectos. Por ello es que no damos ni una disimulada certeza sobre los buenos resultados que podrían obtenerse, como tampoco formulamos pronósticos favorables basados en números estadísticos.
Debe saber que quienes realizamos verdadera Terapia Neural centramos el foco de nuestra atención en el tratamiento integral de una persona enferma, y no en el tratamiento de enfermedades. Esto es así porque consideramos a cada Ser humano como único, entero, integral e integrado, singular e irrepetible, como lo es usted o la persona para la que solicita información o atención médica.
Sintetizando, la Terapia Neural es arte, ciencia y, muy especialmente, es una renovadora concepción teórica, social y metodológica de la Medicina, de alta eficacia terapéutica y de mínimos efectos adversos. Este conocimiento y esta metodología médica es la que nos permite inyectar un anestésico local muy diluido en áreas corporales muy precisas, en donde valoramos o sospechamos que puede haber porciones del Sistema Nervioso y su entorno en un dañino estado irritativo. Estas irritaciones nerviosas, muchas veces ubicadas en lugares del cuerpo no sospechadas por el enfermo, suelen ser silenciosas en si mismas y no son detectables actualmente aún con los estudios más avanzados de la tecnología médica; pero por nuestro conocimiento sabemos que pueden generar, potenciar y manifestarse con una gran variedad de síntomas locales, alejados y/o generales.
Entonces, la Terapia Neural colabora y se empeña en el mejoramiento del Terreno mediante el estímulo y la exclusión anestésica transitoria de circuitos neuro-bio-energéticos perturbados, excitados, interferidos, agotados o congestionados por donde fluyen o circulan las energías electromagnéticas y las informaciones que conectan, que dan forma y que sustentan la Vida.
Finalmente, es bueno que sepa que tanto yo como todo mi equipo somos personas plenas de fe y esperanza, confiados y seguros de nuestros conocimientos y de nuestra larga experiencia realizando Terapia Neural. Además, nuestra apertura mental no nos impide el asombro y el poder emocionarnos junto a la persona enferma, ante el milagro con que –a veces- nos sorprende la majestuosidad de la Vida.
Cordial Saludo
Dr. Ricardo H. Machiavelli Peláez (*)
(*)
- Médico
- Docente Libre de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
- Director del curso de actualización para graduados "Introducción a la Terapia Neural" por la Facultad de Medicina Virtual de la Universidad de Buenos Aires.
- Fundador y a cargo desde 1996 de la "Unidad de Terapia Neural para el Tratamiento Integral del Enfermo con Dolor", este es el primer Servicio de Terapia Neural en un Hospital Público donde se la realiza de manera formal y explicita. Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón. Hospital Asociado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Año 2009


"LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS"


EN SALUD, TAMBIÉN
"LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS"
Los principales enemigos irritantes que atentan contra el bienestar y la Salud deben buscarse no solo en los microbios, en las partículas infecciosas, en algunas moléculas, antígenos o genes, sino en el efecto enfermante o patogénico que producen los 'Conflictos' no bien resueltos. Estos conflictos cuando no se resuelven bien o no cicatrizan bien pueden facilitar el desarrollo de una predisposición a enfermar, de hacer un síndrome o una enfermedad; esto sucede en un organismo que lucha por bloquear dichos conflictos, inhibirlos, eliminarlos u obtener un nuevo o mejor orden.

En esta época de globalización en necesario estar alertas y darse la posibilidad de pensar libremente, sin prejuicios ni condicionamientos ya que estos conflictos irritantes (o enemigos) podrá buscarlos y encontrarlos escondidos o solapados en el entretejido de lasrelaciones económico-sociales asimétricas, ya sea dentro del ámbito local o internacional donde se van configurando (generalmente con respaldo legal) durante los procesos de producción y/o comercialización de bienes y servicios.
Estos 'conflictos irritantes' también pueden encontrárselos en las relaciones económico/político/sociales que están ocultas, aplastadas e invisibles dentro de las grandes ganancias financieras, que habitualmente son usurarias, especulativas no devengan ningún impuesto al Fisco y no aportan al genuino desarrollo económico y social.

Además, a los conflictos si se los conoce y se los busca también se los puede encontrar confundidos, de modo interactivo e interdependiente, dentro de otras relaciones sociales, medioambientales, epigenéticas, interpersonales e intracorporales de todo tipo, por ejemplo cuando ellas implican estímulos, acciones o situaciones: agresivas, invasivas, irritativas, discriminatorias, de privación o exclusión forzadas, de violencia abierta o encubierta o, cuando el conflicto social /económico /financiero / político /religioso se expresa letalmente a través de guerras de alta o baja intensidad.

Estos enemigos o irritantes (los conflictos) también pueden ser detectados en el acelerado deterioro de nuestro medio ambiente (entiendase: agua, tierra, aire y sus productos bióticos o abióticos) o, como resultado de una cultura que valoriza como un fetiche la estética corporal y el bienestar químico, ignorando o negando sus riesgos.

También se los pueden encontrar en la exposición, el uso o abuso habitual e indebido de medicamentos o tóxicos legales o ilegales; como así también, en inadecuados hábitos nutricionales, en un medio ambiente cada vez más degradado y tóxico y, en irritaciones neurales generados por una muy amplia variedad de estímulos, no siempre bien identificados.

Por lo tanto Salud no es la mera ausencia de una enfermedad detectable. Después de todo una persona puede hacer una enfermedad y simultáneamente tener buena salud, pues tiene neutralizados o bien resueltos sus conflictos, con o cual puede alcanzar su bienestar, una buena calidad de vida y salud. Entonces, Salud y Bienestar podrían ser sinónimos de ausencia o minimización de los conflictos, aún cuando coexista una enfermedad, un síndrome o un síntoma.

Salud, al igual que la Enfermedad es una de las formas conque se manifiesta la Vida. Salud es un dinámico estado de bienestar que se sostiene y se construye cuando la sociedad o comunidad de pertenencia a través de su Estado, facilita las mejores condiciones para facilitar el acceso a las mejores posibilidades que permitan una armónica, natural, justa y equitativa solución se sus conflictos, teniendo en consideración las necesidades básicas propias de cada comunidad y momento histórico.

Finalmente, estar sano y/o con Salud también puede entenderse como la resultante de continuos procesos auto-eco-re-organizativos en donde cada persona y/o su comunidad de pertenencia pueden acceder a un mejor orden y armonía a través de la inhibición, reordenamiento y/o eliminación de él o los conflictos que de modo directo o indirecto irritan o atentan contra la integridad y/o la integración de dicho Ser en si mismo y con su Entorno.

Después de todo la Salud también podrá alcanzarse cuando se facilite el acceso a un mayor espacio de libertad, solidaridad, justicia y equitativa distribución de los bienes y servicios socialmente producidos y, creando las mejores condiciones que permitan ejercer el derecho al goce de la alegría, la esperanza, el amor, la belleza y la ternura.

Dr. Ricardo H. Machiavelli Pelaez -Marzo 2010

miércoles, 14 de marzo de 2012



No he podido encontrar el autor de esta carta, solo que es un medico ,que padece fibromialgia...pero es realmente imperdible...la comparto......

" SE TRATA DE UN DOCTOR, QUE ADEMAS ES ENFERMO DE FIBROMIALGIA.

OJALA QUE PUEDAS LEER DETENIDAMENTE TODO Y TE DARAS CUENTA DE TODOS MIS SINTOMAS Y PROBLEMAS

La enfermedad a que me referiré tiene, como síntoma prominente, LA SOLEDAD

La soledad es pesar y melancolía que se siente por la ausencia de alguna persona. La melancolía es una tristeza vaga, profunda y permanente.

No se sabe por qué uno se pone, en el curso de esta enfermedad, triste, y es necesario que pensemos juntos.

Las causas de la enfermedad.

Por alguna razón desconocida, el organismo reaccionó frente a un peligro que llamaremos noxa. Esta noxa puede ser un trabajo exigente y extenuante, una desilusión grande, una pena inconmensurable, castigos físicos durante la niñez, medicamentos para bajar de peso, enfermedades virales; plomo, benceno y pesticidas suspendidos en el aire ambiente; tener esperanzas desmedidas en alguien o en algo, creer que las personas que queremos son mejores de lo que después apreciamos, creer que los hijos son una esperanza de compañía o de solaz.

Cualesquiera de estas noxas, por persistencia o por mal manejo de la realidad, van produciendo desgaste de algunas substancias a nivel cerebral, y al disminuir la concentración de éstas se altera la respuesta defensiva del organismo. Esta respuesta anómala, que en algunas personas puede deberse a trastornos genéticos, afecta los vasos sanguíneos, las articulaciones, los músculos, los nervios superficiales y la piel.

Y el ánimo.

Pareciera que estas substancias al comprometer algunas zonas del cerebro, reducen la concentración de óxido nítrico. Esta estructura química es un neurotransmisor y al disminuir su concentración, la información que cada célula cerebral entrega a otra o es errónea o se retarda. De este modo, pueden aparecer múltiples síntomas.
Es necesario recordar que los pacientes pueden tener todos los síntomas, algunos de ellos o muy pocos y que la cantidad de síntomas no habla de severidad de la enfermedad. En otras palabras, un paciente puede presentar escasos síntomas y está igual de afectado que aquél que tiene gran cantidad de molestias.



Los síntomas son los siguientes: pánico, secreción nasal alérgica, visión borrosa, temblores musculares, cistitis, desórdenes del sueño, dolor de cabeza, pérdida de pelo, sensación de calor o de frío permanente, dolores en los ganglios, dificultad para respirar, suspiros frecuentes, palpitaciones, fobia a la luz, dolores pre-menstruales, dolores quemantes en brazos y piernas, pérdida de sensibilidad, disminución de fuerzas en las piernas, mareos, alteraciones del gusto, hormigueos alrededor de los labios.

El significado de los síntomas.

La persona se entristece sin saber por qué o se angustia y con ésta aparece sensación de palpitaciones, calor o frío, miedo a morir, terror a salir a la calle, gran temor a enfrentar a las personas o al trabajo. Esta reacción así descrita se llama trastorno de pánico.

Tanto los síntomas ya descritos como los que se enunciarán a continuación, se acentúan en el período de la ovulación y en los días, siete u ocho, previos a la menstruación.

En un gran número de estos pacientes aparece, también, una marcada fobia social, franco rechazo a las personas, a las reuniones sociales, al grupo en general. Esta sensación de rechazo se aumenta notoriamente, porque la gente, los familiares y amigos, encuentran que los enfermos de la afección que comentamos “se ven tan bien” y los pacientes, que realmente se sienten mal, no se atreven, después de un tiempo en que se repite este proceso, a discutir y a reafirmar que aunque se vean bien, se sienten verdaderamente muy mal.

A veces, a media mañana, puede producirse franca mayor pérdida de fuerzas, sed de aire y transpiración profusa.
Y los enfermos, para no pasar por “neuróticos”, por hipocondríacos o por desadaptados sociales, comienzan a guardar silencio, no dan a conocer sus síntomas y tratan de hacer física y mentalmente lo que les piden: cumplir con el trabajo, ir a fiestas, hacer deportes, acompañar a otros, oír quejas; en una palabra, continuar la comparsa de la vida.



Y los síntomas crecen porque la persona no los ha respetado; los ha escondido. Y siguen creciendo, produciendo una extrema fatiga, cansancio que crece conforme avanza el día.



Ya se nota la enfermedad hincando las garras y el paciente, no pudiendo más, se niega a salir, disminuye su capacidad de trabajo, baja su rendimiento, se afecta la memoria y los sentimientos de amor pueden ceder paso a sentimientos de fastidio contra el núcleo familiar, esposo e hijos, amigos y compañeros de trabajo. Surge una angustia tan intensa, que el paciente aprende a tenerle miedo; en otras palabras, aparece miedo del miedo.

La angustia acompañante hace desaparecer el apetito sexual y se produce consecuentemente, la negación de una relación amorosa ante los requerimientos del cónyuge.

Muchos pacientes, para vencer la carga angustiosa, salen a comprar y, a veces, compran sin necesitar lo que han adquirido en el comercio.

Después ya viene otro cortejo de síntomas que no hacen sino asustar más al enfermo: hinchazón de la cara, de las manos y del cuerpo, oleadas de dolores como quemantes o punzantes, dolores de cabeza como miles de agujas que se entierran en el cráneo y sensibilidad del cuero cabelludo que hacen pensar a quienes sienten esas molestias, en que puede sobrevenir un ataque cerebral, una parálisis.

Y vamos de doctor en doctor.
Al cardiólogo, por las palpitaciones y el dolor de pecho.
Al neumólogo, por el ahogo, por los suspiros frecuentes.
Al nefrólogo, por las hinchazones.
Al neurólogo, por los dolores raros.
Al hematólogo, por la palidez y la anemia.
Al psiquiatra por el pánico y la angustia ” y porque todos en la familia creen que estoy mal de los nervios”.
Al gastroenterólogo, por diarreas que vienen de repente o por los dolores de estómago que hacen sospechar la aparición de una úlcera.
Al reumatólogo, por los dolores de las articulaciones.
Al psicólogo, por las malas relaciones conyugales o con los hijos.
Al cura, porque desaparecieron los deseos de orar.

Y todos le dicen al paciente, lo que no tiene: no tiene enfermedad al corazón ni de los riñones ni reumatismo.
Aparece, finalmente, la sensación de sobrar en el mundo, de no tener lugar entre los sanos, ni en la familia, ni con los amigos.

El enfrentamiento personal de la enfermedad.

Ya he explicado la enfermedad. Quiero, ahora, decir ciertas cosas necesarias para la tranquilidad del paciente, para que no tenga miedo. Esta afección no mata. Molesta, es cierto; Pero no mata.

La enfermedad descrita puede convertir la vida del que la sufre, en un infierno, si el paciente se deja dominar por ella. Es importante que no se le haga el juego al síntoma.
¿ Como?
Sabiendo que cada síntoma tiene clara explicación y que no significa nada especialmente grave.



Las explicaciones son las siguientes:

1. Dolores de articulaciones, músculos, ligamentos; dolores a nivel de las caderas o en la zona baja de la espalda y entre las escápulas.
Se deben a inflamaciones de las articulaciones o a la aparición de nódulos bajo la piel. Estos nódulos son lesiones de la grasa subcutánea que aparecen a consecuencia de la estrechez o de la obstrucción de un pequeño vaso sanguíneo. Este hecho, la obstrucción del vaso sanguíneo, provoca la formación de dicho nódulo y la respuesta dolorosa es la propia del nervio que quedó atrapado en dicho proceso. Este nervio sólo sabe responder de una sola forma y es con un dolor quemante, o como miles de agujas o como hormigueos dolorosos. Esta explicación vale también para el cuero cabelludo, donde aparecen dolores que provocan miedo a que se produzca un ataque cerebral. Esto, jamás será posible, porque el proceso inflamatorio se ubica fuera del cerebro; nunca en su interior.

2. Hinchazón del cuerpo.
Esto se llama edema y se explica porque el organismo produce una hormona que retiene sal y agua, a veces por horas y a veces por días. Y esto no tiene significación alguna. No quiere decir que los riñones estén funcionando mal. Sólo quiere decir lo que acabo de explicar y ello no debe ser tratado con diuréticos. Estos medicamentos sólo aumentarían el edema.
En muchas ocasiones el edema se acentúa en el período previo a la menstruación y ello se explica porque las hormonas femeninas en dicha fase del ciclo retienen sal y agua. Nada más.
Es preciso, no angustiarse por el edema ni tratar de disminuirlo. Poco a poco irá pasando. Si los amigos o los familiares le dicen al enfermo, con esa buena voluntad que les caracteriza: ¡ Ay, qué hinchado estás!, no se les debe escuchar. Sonría.
No se va a hinchar más porque descubrieron su edema.
No tiene magia la palabra de nadie.
No tolere que la palabra de las personas le haga daño.
Si por algún motivo el paciente se asusta, se produce casi de inmediato una respuesta llamada stress y sus glándulas producirán más adrenalina y cortisona y tendrá más palpitaciones, angustia y retención de sal y agua. La persona aquejada por esta afección no debe tolerar jamás que la palabra de otro viole su intimidad fisiológica.
Para ello, basta con oír sin tener miedo y saber que ninguna palabra puede dañar a nadie. Por supuesto que los muy queridos e inocentes amigos del enfermo, le dirán que tiene que ir al médico, al nefrólogo, al cardiólogo, al endocrinólogo.
En cuestiones de salud: ¿Se puede creer que los otros se preocupan sinceramente, sin morbosidad?

3. Síntomas de media mañana: sudoración, palpitaciones, angustia, mayor cansancio.
Estos se deben a que en la afección que aqueja al paciente, se produce una hipoglucemia reactiva, vale decir, baja la cantidad de azúcar en la sangre. Ello no es peligroso. No produce daño alguno y se puede disminuir el problema no comiendo azúcar al desayuno.
No. No me he equivocado. No comer nada dulce al desayuno será suficiente y se podrá comprobar que casi desaparecen todos esos molestos síntomas.



4. Fatigabilidad. Cansancio. Desgano.
Es un síntoma cardinal, importante, comprometedor. El cansancio o fatiga es de tal naturaleza que desde la mañana, aún a pesar de haber dormido bien, se amanece con la sensación de estar muy cansado. A veces, sin saberse por qué, en el curso del día, este cansancio puede desaparecer y dar paso a sensación de bienestar y el paciente suele comunicar este bienestar a la familia. Y se hacen panoramas para más tarde, incluso asistir a una reunión social. Pero, así como vino, ese sentirse bien desaparece, y vuelve el cansancio. Y con él, el desagrado por cualquier cosa agradable o no que haya que hacer.

Como un rayo entonces, se descarga sobre el paciente la crítica, se le dice que es egoísta, que no quiere compartir con la familia, que si tiene problemas por qué no los cuenta, en fin, crítica acerba. Esta crítica hace sentirse culpable al enfermo y éste puede obligarse a cumplir con los compromisos contraídos, con lo cual se acentúa el cansancio, o decide marginarse del grupo o de la persona con quien se comprometió. Si esto se repite, como sucede con frecuencia, el paciente va siendo apartado del contexto social y se le niega comprensión y se le dice que está neurótico.
Entra a jugar aquí un hecho fundamental en la crítica: se le hace notar al paciente que no puede estar tan enfermo, porque su aspecto es saludable. Y el paciente, que realmente se siente muy enfermo, vive la más absoluta soledad. En definitiva, parece un mentiroso, un simulador.
Esta situación es tan insostenible, que el paciente puede quebrarse emocionalmente, acentuar brutalmente su angustia y su pánico y reactivar una seria depresión o algunos elementos depresivos como la falta de concentración, la falta de memoria, el desinterés general por todo, y la tendencia al aislamiento. Por cierto, el stress altera la respuesta del organismo y se acentúa la fatiga y el dolor de cabeza; reaparecen los hormigueos y las palpitaciones, sobreviene visión borrosa e, incluso, puede aparecer mayor edema al día siguiente en forma de ojos hinchados.

El significado del amor. La familia y la enfermedad.

La incomprensión del grupo familiar o de los amigos hace un daño muy grande en estas personas. Un daño que, en ocasiones, puede ser irreparable.

Es preciso luchar fuertemente contra esta particular agresión a un paciente haciendo un esfuerzo por superar el problema tanto el paciente como la familia. Para ello es necesario preguntarse por las razones por las cuales un grupo familiar o el cónyuge, pueden agredir a estos pacientes.

La conducta de disgusto frente al enfermo con Fatiga Crónica o con Fibromialgia, parte de un hecho esencial: el egoísmo. Tanto el cónyuge como los hijos, tienen la sensación de ser poseedores de derechos sobre el paciente y, como tal, estos “derechos” les dan la seguridad de que sus caprichos o sus deseos tienen que ser satisfechos por esta persona que, otrora, los satisfacía y ahora no. Dado que el paciente parece sano, las quejas de él no pasan de ser una nadería y conforme a este pensamiento las personas se sienten, a su vez, agredidas por el enfermo quien, no cumpliendo con las expectativas que la familia o el cónyuge tenían de él, se convierte en un ser desagradable, molesto.
Esta enfermedad, que mantiene al paciente con saludable presencia mientras lo erosiona y lo muerde por dentro, pone en entredicho lo que decimos que es amor.

Si pensamos un poco, amar es verse en el otro.

En este marco, amar al prójimo como a uno mismo es la medida del amor, amor generoso, comprensivo, que todo lo perdona, que es paciente, según lo ha definido San Pablo.

¿ Cómo pueden decir los hijos o el cónyuge de este paciente que lo aman si no creen en él, si no creen que sus dolores son ciertos y no psicológicos o inventados; si no creen que verdaderamente no tiene fuerzas para salir a una reunión social ni para dar mamadera a un bebé o disponer el orden de una casa?

Esta enfermedad, por tener las características que ya definimos, es un desafío al amor.
El grupo familiar, molesto por lo que sucede con el paciente, debe cavilar acerca de su conducta frente al enfermo y volver a amar cada día, en el dolor, a ese ser que tiene este grado de incapacidad para acompañar a los suyos como lo hacía antes.

De otro modo, esta afección puede destruir la relación familiar tanto a nivel matrimonial como en el que respecta a los hijos.

Es urgente y perentorio que la familia, los hijos y el cónyuge sepan que el paciente:
1. Los ama, pero no tiene fuerzas para hacérselos sentir.
2. Los quiere ayudar, pero no tiene ánimo para ello.
3. Los quiere acompañar, pero la enfermedad se lo impide.
4. Les quiere evitar sufrimientos y oculta sus dolores o angustias todo lo que puede.

Bueno es pues, discutir entre todos, en el marco del amor, la totalidad de los problemas que han ido surgiendo en el núcleo de la familia a consecuencia de la enfermedad y del egoísmo del grupo, y reconocer que es preciso respetar la individualidad de cada uno sin invadirse unos con otros ni pensar que éste o aquél son los culpables de mi problema o de mi dolor o de mi fracaso.

Cada uno debe asumir su propia responsabilidad en su existencia y tomar para sí sus propias obligaciones con el otro, sin culpar a ese otro de que tenga yo que cumplir ciertos cometidos con él. De otro modo, no estoy amando; sólo estoy queriendo, vale decir, te quiero mientras cumplas con mis expectativas. Si no las cumples, no te quiero.
El amor es absolutamente lo contrario.
Te amo como eres, cumplas o no las esperanzas que deposité en ti.
No amo mis esperanzas; te amo a ti.
Te amo a ti, no a tu salud, no a tu cuerpo, no a tu risa.
Te amo, porque sí.
Porque soy yo en ti.
Si te amo a ti y no a mis esperanzas, entiendo que quieres acompañarme, pero que no tienes energía para eso. Entiendo que me amas, pero no puedes expresarlo físicamente. Entiendo que quieres que yo sea feliz, pero no puedes hacer el esfuerzo.
¡Pero si yo te amo!.
No tienes que hacer ningún esfuerzo para que yo te ame.

Aceptar la enfermedad.

¿Qué pasa, querida paciente o querido enfermo?
Sí. Tiene esta enfermedad, es cierto.
¿Y qué?
En mis comienzos como médico, no me gustaban los muñones; les tenía distancia, tal vez desagrado.
Un día, me impuse la tarea de tocar uno, suave y lentamente. Acariciarlo.
Y todo desagrado desapareció casi de inmediato.
Tiene, Usted, una enfermedad que es como un muñón: desagradable.
Abrácela.
Acéptela.
No le hará daño. El daño vendrá cada vez que la rechace o se asuste de ella.
O cada vez que se avergüence de ella.
Muestre su muñón.
Si Usted se ama abrazará a su muñón.
Quien lo ame, también.
El problema de la muerte.

La enfermedad a que me estoy refiriendo, no es mortal, no tiene relación alguna con la enfermedad de Alzheimer ni con la arteriosclerosis; no tienen nada en común, y las evoluciones de estas dos últimas son absolutamente diferentes a la de la Fibromialgia o Fatiga Crónica.

Muchos pacientes han preguntado por la muerte. Algunos tienen lo que podría llamarse el germen de la muerte y viven esperándola o deseándola sin tener depresión. Esto es muy importante, porque los depresivos piensan en la muerte como una alternativa de solución a sus problemas.

En cambio, los pacientes que sufren de Fatiga Crónica o de Fibromialgia, tienen lo que he llamado el germen de la muerte como un acompañante consciente de la propia existencia sin temerla ni anhelarla con obsesión.

Cuando me pregunta alguien si va a morir, yo, simple ser humano dedicado a la Medicina, sólo puedo contestarle que sí, que eso es lo único seguro que tiene el hombre.

Pero esta enfermedad, no es mortal. Es desagradable, molesta, ingrata, humillante, pero no mata.
Cuando un paciente tiene una enfermedad mortal y me pregunta cuándo se va a morir, yo le contesto: dime, ¿cuándo moriré yo?.
Y me replica: pero si estás sano y yo enfermo; yo moriré primero.
Y entonces le vuelvo a decir que el momento de la muerte sólo lo conoce Dios y que una enfermedad no es necesariamente la causa de la muerte que se le puede adjudicar a ella y que un sano, puede morir antes que un enfermo.

Creo necesario decir que no es bueno temerle a la muerte. Antes bien, debe vivirse como si fuéramos a morir mañana, para que cada acción de nuestra existencia tenga el valor que imprime el amor por el otro, el cuidado y respeto por el otro. Vivir como si no fuéramos a morir jamás y hacer proyectos para años más con desusada seguridad es una falta de respeto a Dios y demostración de palmaria soberbia.



Consideraciones Particulares.



El deporte, en períodos de actividad de la enfermedad puede ser peligroso, porque acentúa la afección, los dolores, la fatiga extrema y la angustia. En períodos de bienestar no hay problemas con una caminata tranquila de 30 a 40 minutos o con una suavísima gimnasia. El baile, con lo agradable que pueda ser, si es excesivo, puede dejar problemas de reactivación de la enfermedad por semanas. Lo mismo puede decirse de las trasnochadas gratas o ingratas, del excesivo horario de trabajo, de la falta de mesura en la comida y la bebida. En una palabra, todo debe ser moderado.

Cuando se produce falta de aire debe respirarse en una bolsa chica de plástico que se coloca alrededor de la nariz y boca, de modo de respirar por 30 a 40 segundos, el mismo aire que sale de los pulmones.

En el caso de intervenciones quirúrgicas, al día siguiente de ellas, el médico debe reponer todo el tratamiento para prevenir una crisis.

En relación a la alimentación debiera usarse frutas y verduras en abundancia, pocos azúcares, masas y dulces; evitar el alcohol y los medicamentos para adelgazar, ser moderado con las carnes y comer frecuentemente productos del mar.



Pareciera que la enfermedad no tiene relación con los partos, pero a los dos meses de lactancia, y probablemente por las trasnochadas, puede haber reactivación de esta afección.

La Fobia Social.
La fobia es una aversión a una persona o cosa. En el cuadro de la Fatiga Crónica o de la Fibromialgia es un síntoma que suele ser relevante.

Yo sé que hace daño que a uno le digan que está muy flaco o muy gordo; que lo acosen diciendo que no haga caso de los síntomas, porque “son los puros nervios”; que lo inviten a una fiesta, “porque con eso te sentirás mejor”; que le busquen un amigo o una amiga, porque eso es lo que a uno le falta.
Yo sé que es difícil escuchar los problemas que plantean los amigos o los familiares, porque mientras ellos hablan, la angustia está mordiendo al enfermo.

No hay cómo luchar contra la fobia social. Y no es un problema sólo del paciente; lo es también, porque las personas que lo rodean lo acosan, lo hieren; yo sé que con buena intención, pero lo hieren y esa experiencia la persona afectada la va sufriendo repetitivamente con los que la rodean.



Yo no sé cómo decirles a los hijos, al cónyuge, a los amigos, que realmente el enfermo está enfermo, que no está inventando, que lo respeten, que no le den consejos que produzcan dolor. Las gentes parecen tener buenas intenciones cuando expresan algo.
Yo creo que no.
Cuando las personas se enfrentan a algo que sobrepasa su entender o que les da miedo, niegan el problema: “no, no estás enfermo. Son los nervios”. O bien: “haz esto o lo otro. Así te mejorarás, aunque hacerlo te provoque mayores problemas”.



Total, con el consejo, cada cual se siente liberado de su propia responsabilidad.
La fobia social, al menos aquella que despiertan los familiares o amigos o compañeros de trabajo, se puede vencer haciéndose respetar en la enfermedad.
Esta enfermedad merece la comprensión de los otros.
Merece ser creída.
Y volvemos al amor:
Si lo quieren sano y le ponen en el rincón social por estar enfermo, que lo digan de una vez : no lo aman; sólo lo quieren para que cumpla lo que esperan de Usted.

Lo curioso, es que no les mueve a cumplir lo que Usted espera de ellos: respeto, comprensión, compañía, sentido solidario.
Puede ser que la fobia social haya ido naciendo de tantas y tantas frustraciones a través del tiempo.
Puede ser que haya nacido porque no se espera nada de los otros. Sin embargo, quiero afirmar que lo que verdaderamente importa es que el paciente tenga la entereza de que los otros puedan contar con él, aunque tenga la certeza de que, como enfermo, no cuenta él con ellos. Más aún, que cuenten con el enfermo sabiendo éste, que le dirán las mismas pequeñeces de siempre. Una vez que la persona enferma sea capaz de resistir lo ordinario, lo común, el egoísmo, lo soez incluso, y haya aprendido a que las palabras no le hagan daño, estará en condiciones de tener menos fobia social.

El muñón no es sólo la enfermedad.
El muñón es también el que califica al enfermo de neurótico o de simulador.
Abrácelo.
Compréndalo.
Lo que le sucede es que muchos individuos no saben cómo ayudar a estos pacientes y es más cómodo que el enfermo aparezca sano ante sus ojos. Así no tiene que reconocer su propia debilidad, la debilidad de no atreverse a tender la mano sin esperar nada a cambio.

Pero, lo peor que puede suceder, y ocurrirá tarde o temprano, es que la gente diga:
“¿Y qué enfermedad es esa? Nunca he oído nada acerca de ella y he hablado con médicos amigos y me han dicho que tampoco la conocen”.

Como no la conocen, no existe. Si no existe, el doctor está inventando un diagnóstico.
El doctor está mintiendo.
Siempre el médico aceptará el riesgo de aparecer mentiroso ante los demás, siempre que el paciente lo ayude a ayudarlo y crea que no tiene otra intención que la de servirle.
La enfermedad y el trabajo.

Una de las actividades esenciales que crea más dificultades a las personas que sufren de Fatiga Crónica o de Fibromialgia es el trabajo.

Es muy doloroso para estos pacientes sentir que tienen una disminución ostensible de la capacidad de trabajo, que tienen memoria frágil, dificultades en la concentración, fácil fatigabilidad, irritabilidad a medida que pasan las horas. En una palabra, se sienten venidos a menos.

Lo habitual en nuestros lugares de trabajo es que exista una especie de espionaje entre trabajadores, midiendo cada uno la cantidad y calidad del trabajo que hace el compañero. Esta conducta provoca en el paciente, a corto plazo, la sensación de que lo están calibrando, evaluando. Tal hecho, produce mayor angustia y el enfermo trata de trabajar más, aún quedándose horas extras. Todo este accionar produce mayor fatiga y, por cierto, no mayor producción.

El paciente se avergüenza de sí mismo, mira cómo corren las horas y no hace gran cosa y sube a niveles intolerables, la fatiga, y sobrevienen crisis de pánico.

Se suma a lo anterior el hecho de que siempre hay alguien que quiere el puesto del paciente y, por allí, surgen las críticas, los sinsabores, las frustraciones. El paciente comienza a aprender que no eran tan buenos estos compañeros de trabajo; que no eran tan comprensivos.

Y viene el calificativo de flojo o de hipocondríaco hacia el enfermo y su lugar de trabajo lentamente se va convirtiendo en un infierno.

El hombre debe saber que el trabajo es una tarea puesta por Dios. Es el continuar lo que el Señor hizo.

El hombre es la mano de Dios en el diario laborar y, para ser feliz con su quehacer sólo tiene que ofrecerlo a Dios. Ya verá El, lo que hace con el trabajo del hombre. Lo importante es que éste sea honesto, se haya puesto generoso esfuerzo en llevarlo a cabo y no sirva para dominar a otros hombres sino para hacerles la vida más llevadera.

El hombre debe acostumbrarse a regalar su trabajo a Dios y envolverlo en un papel de regalo precioso: la caridad. Dios, cuando lo reciba, lo usará como El quiera. No veo razón para imponerle a Dios un uso obligado de mi regalo.

De este modo, si el hombre ha trabajado por amor a Dios y a los hombres, con la conciencia de servirlo lo mejor que pueda, no debiera haber aprensión por la calificación que otro hombre haga de su labor. El trabajo fue hecho para que Dios lo recibiera. ¿ Qué importa que un hombre lo califique?

El trabajador municipal, retirará las basuras porque eso es beneficioso para los otros hombres; el cajero, atenderá con buena voluntad, porque ello hace más llevadera la diligencia de otro hombre; el abogado, pondrá buen empeño en defender a su cliente, porque significa comprender a otro semejante. El profesor, enseñará bien a su discípulo, porque es igual a su propio hijo.

Como nosotros usamos nuestro trabajo para nuestra propia vanagloria, sufrimos si nos dados cuenta de que no alcanzamos ese cometido. En la práctica, estamos presos de los otros, trabajamos para que otros hombres nos halaguen. No trabajamos con la libertad de ofrecer el trabajo como obra de nuestras manos para Dios. Si así fuera, viviríamos muy felices, porque con el inmenso amor que Dios nos tiene, cualquier esfuerzo en su nombre El lo valora con la máxima calificación, como cualquiera de nosotros se emociona con el primer dibujo mal hecho que nuestro hijo nos regaló y lo tituló: “Papá”. En otras palabras: Si un hijo le regala a su papá una figurita, en el día del onomástico, y el padre sabe el esfuerzo que en ello ha empeñado su hijo, porque lo ha visto trabajando día a día la arcilla con sus torpes manitos, por cierto que recibe el regalo de ese trabajo con honda ternura.

Dios siente lo mismo con las “figuras de arcilla” que cada día le ofrecemos.