lunes, 23 de mayo de 2011

QUE MAS SE PUEDE PEDIR?

OTRO EPISODIO SABROSO

Esto de tener una condición tan impredecible suele ponerle a una la vida “patas pa’rriba”. Así, de repente y sin motivo aparente, un día, cuando menos una se imagina, -bam- están otra vez todos los síntomas que JODEN. Vuelve el dolor, el insomnio, la confusión mental y esa sensación tan terrible de que no se tiene control del cuerpo.

He estado mucho mejor desde el último episodio que literalmente me tumbó.Dejé todo en aquel momento, octubre 2010 para ser exactos. Dejé trabajo, actividades que me pudiesen agotar…Me dediqué a mi recuperación. Mi alimentación, medicamentos, tratamientos alternativos, en fin, todo lo recomendado. Empecé a recuperarme. Estuve nuevamente tres meses“fuera de circulación”, como la primera vez que la fibromialgia me “atacó” con toda su sintomatología. Aquella vez, hace 12 años atrás fue que descubrí que existía la fibromialgia.

Durante todos esos años, pude mantenerme “funcional”, luego de aquel primer episodio que me activó todos mis miedos. ¿Quedaré así, sin fuerzas por siempre? ¿Con estos terribles dolores de por vida? ¿No podré volver a trabajar? ¿Qué voy a hacer con mis cuentas? ¿Qué haré con mis responsabilidades teniendo dos hijos en la universidad y una en escuela superior? En aquel momento, mientras más pensaba, peor me ponía. Durante esos años, tuve mis episodios serios, pero ninguno como aquel primero. Pude volver a trabajar, haciendo ajustes serios con los horarios, para tener mis periodos de descanso y recuperación. Tuve la dicha de que, al trabajar por cuenta propia, podía hacer esos ajustes. No hubiese podido llevar una rutina de trabajo regular de ocho horas o con horarios en los que empezara a trabajar temprano en la mañana, pues, para mí, la mañana es mi peor momento. En esos años he hechos cosas inimaginables: viajar, estudiar, trabajar y sobretodo amar. Amar la vida, la familia, los amigos, las oportunidades que surgen cada día. Aquel primer momento implicó un cambio drástico en mi estilo de vida y lo afronté, tal como he afrontado muchos otros momentos drásticos y hasta dramáticos que me ha tocado vivir a lo largo de mi existencia.

En octubre, la fibromialgia me ha dado nuevamente la oportunidad de hacer un nuevo cambio “drástico” en mi forma de vivir. Otra vez, han sido tres meses de mucho pensar, de reflexionar y de tomar decisiones serias y significativas. Tres meses me ha tomado el volver a tener las fuerzas suficientes para volver a hacer las cosas que me gustan, sin sentirme “exhausta” y “adolorida hasta el pelo”. ¡BIEN!!! Sin embargo, han pasado unas cuantas semanas más, luego de esos tres meses y aquí estoy “tirada”otra vez. ¿Y ahora por qué? Pues no lo sé. Esto es lo emocionante de esta condición de fibromialgia, que hagas lo que hagas o lo que dejes de hacer, va y viene.

Lo positivo es que, con este episodio o “relapse” según el argot médico, no estoy “tumbada”. Esta vez estoy “lenta”. Mi cuerpo toma su tiempo en “encender”. Mi cabeza coge su rato en “organizarse”. ¿Y ahora qué? Pues ahora, aplico lo que he aprendido a través de muchos años de trabajar conmigo misma, -“yo no controlo nada, ni mi cuerpo”- así es que vivo “un día a la vez”. Hay veces que vivo “un minuto a la vez” y confío en que hay un “Poder Superior” que está a cargo de todo, yo solo tengo que dejar que Él actúe. Mientras, disfruto de cada momento en el que me encuentro bien, lo disfruto con intensidad, porque de eso se trata, de disfrutar de las cosas simples. De las complicadas, ya se encarga mi Poder Superior.

Ya no trabajo, me he “retirado”. Ahora hago alguna actividad “puntual” de las que me gusta hacer y paso la mayor parte de mi tiempo con nuevas rutinas relajadas, que no me agobien, ni me estresen. Mi día empieza luego del mediodía, que es cuando me encuentro en condiciones óptimas para salir y hacer mis gestiones rutinarias: el supermercado, la farmacia, el banco, el correo… Ahora, hasta disfruto el ser “ama de casa”. Cuidar las plantas, preparar comidas saludables para mi esposo y para mi, dar algún paseo por los alrededores donde vivo y sobretodo cuidar de mis hermosos nietos, que son la alegría de mi vivir. ¿Qué más y qué mejor se puede pedir?.

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